Antes eran otros tiempos, se usaba mucho la brujería.
Cierto día un hombre vendía quesos en la ciudad: grandes, medianos, de todos los tamaños.
Al ver a un niño, se le acercó e intento venderle un queso.
-¿Dónde están tus papas?- preguntó amablemente
-Andan volando- dijo el niño
-¿Volando? ¿tú porque no vuelas con ellos?-
-Porque yo no sé- contestó el niño encogiendo los hombros
-Entonces ¿qué sabes hacer?- preguntó intrigado el hombre
-"Morronguitos"- contestó el niño y comenzó a sonreír.
El hombre, creyéndose muy listo le dijo -A ver, ¡enséñame!-
-Si me das un queso sí- respondió el niño
-Está bien- dijo el vendedor.
El niño se metió a un matorral y en un abrir y cerrar de ojos, salió de éste un gatito rayadito y ronroneante, meneando la cola.
-Miau, miau-
El hombre se asustó tanto que le dejó todos los quesos y se marchó velozmente.
FIN
(Esto me lo contaba mi abuelo casi todos los sábados)
(Algún día esta entrada tendrá un dibujo)
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