Mi señor abuelo hace honor a su nombre, es fuerte como una piedra (es el significado de Pedro), es el mejor hombre que he conocido y siempre toma las cosas de la mejor manera. A veces eso me confunde, pero así lo quiero.
El punto es que todo iba bien el sábado por la tarde y noche (menos la parte en la que casi chocamos en la carretera), a la 1:00 mi mamá se levanto casi corriendo y yo, la verdad me quede acostada, poco a poco fueron encendiendo todas las luces de la casa y empece a pensar un montón de cosas, por inercia fui al cuarto de mi abuelo. Ahí estaba temblando junto a mi mamá quien ponía el tanque de oxígeno y hacía todas esas cosas de hija enfermera, mi tía hablaba rápido a una ambulancia y yo, demonios, yo no quería estar ahí, empece a odiarme por inútil y me largue de ahí, abrí las puertas para que los paramédicos pudieran entrar sin complicaciones y esperé la ambulancia sentada afuera de la casa.
No sabía que hora era, miré el reloj, -1:20-, la ambulancia nunca había tardado tanto, por dentro estaba desesperada, volví a llamar, ya venía en camino, en menos de cinco minutos llego, ambulancia de bomberos, muy amables por cierto, indiqué el camino y me quede esperando, podía ver como hablaban con todos, una parte de mi quería saber lo que pasaba, pero quien ignora vive feliz. Después de unos minutos don abuelo comenzó a cantar, los bomberos se sacaron de onda igual que yo, y, supongo que eso hizo que lo dejaran en la casa.
Desde ese momento no pude dormir, sé lo que va a pasar, pero no quiero que sea pronto, seguro soy una egoísta, pero es mi abuelo.
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