Después de, aproximadamente, dos meses sin ver a mis amigas juntas, por fin se nos hizo estar las cuatro en un mismo espacio.
Melina (la de los tréboles de cuatro hojas), Gaby (que es Ale Cardenas goey) y yo nos subimos al camioncito el sábado como a las 10, duramos un bueen ratote en Sayula esperando a que más gente subiera y nos aburrimos machín (también teníamos hambre)... muchos señores, niños, jóvenes después el camión arrancó; Gabo y yo íbamos como suricatas viendo el camino de un lado a otro y esperando saber dónde bajar, el gen de oso polar que tiene Melina se manifestó y durmió hasta la entrada de Tapalpa, abrió los ojos y saludo a Mariño... -Mariño!!!- nos vimos una a otra y nos bajamos como dos minutos después de eso; él nos llevo a la plaza dónde la señorita Paulina y su respectivo novio (Diego Gripes) no estaban, caminamos después a la casa de él, ahí emergieron ambas melenas y nos llevaron a la casa donde nos quedaríamos (la de la historia larguísima del viudo y las tías); nosotras como buenas señoritas nos pusimos a limpiar, (jamás entendí porque no aparecieron los venados y las ardillas, se supone que ellos tenían que ayudarnos), ellos se hicieron cargo del gas y el agua.
Fuimos a la plaza (otra vez); Mariño como buen guía nos mostró su iglesia estilo... "parroquial" y reímos por siempre (si, aún me río de eso y seguro Gaby más); la nieve de zarzamora sabe riquísima y los raspados no se quedan atrás, caminamos, nos sentamos y regresamos a la casa.
En la noche hace un frío bonito y agustín (para mi y mis capas de ropa); los amigos de Diego son agradables y toman chocolate caliente, en cambio, en el centro el 80% de la gente estaba ebria o en proceso de estarlo, nosotros solo fuimos por un atole (lo amé) y escuchamos sus pláticas prepatarorianas como hasta la 1:30 cuando el frío nos ganó y el sueño no quería ser derrotado.
Las piedrotas, en serio son unas pinches queen piedras (como Mariño nos enseñó a decir) escalamos unas y descansamos... ah si, caminamos de ahí rumbo al pueblo en fila india (eso o nos atropellaban), caminamos así hasta que nos dieron raite (sonrisa gigante).
En la noche el centro se lleno de música norteña, rock, salsa y cumbias (tal vez otra cosa más, pero no recuerdo), por ir a ver como bailaban cumbia los señores, unos cholos intentaron bailar con nosotras... yo, después de un ash ya qué, fingí que sonaba mi celular y huí (jojó) y otra otra otra vez, reímos mil8mil veces: las estruendosas risas contagiosas de Gaby, Melina y Mariño, mi risa en modo vibrador y así.
Y así, un buen fin de semana terminó...
PD: la casa estaba bonita bonita
![]() |
| Posale poquito |

0 personas tienen algo que decir:
Publicar un comentario